jueves, junio 03, 2010

Nostalgia otomana

Tras los últimos acontecimientos, la sensación vivir bajo el volcán se hace más evidente pese a que la vida en Beirut no ha variado un ápice. La rutina de sus atascos de tráfico, los bares llenos y la normalidad siguen sin perturbaciones ni cambios. Mientras en el sur, el debate se recrudece y se cuestiona si fue apropiado el uso de la fuerza para detener a un convoy de barcos cargados de medicinas y materiales para la construcción con destino a Gaza violando el bloqueo existente por parte de Israel y Egipto.

La vida sigue en esta región convulsa, mientras Mahed prepara un shawarma me dice apesadumbrado que cómo es posible que Israel haga lo que le viene en gana y que el mundo lo acepte. Asiento con la cabeza sin decir nada, mientras pienso en como tratan en el Líbano a los refugiados palestinos y como la cuestión Palestina es uno de los temas más complejos del mundo árabe: ningún país del oriente medio, estos que ahora se están rasgando las vestiduras, los quiere tener cerca, son incómodos para ellos.

Sólo sirven como arma arrojadiza contra Israel cuando les conviene. No existe solidaridad entre los países árabes, esta es la realidad, por qué quizá no existen países árabes, si no pedazos de tierra delimitados por tiralíneas fantasmagóricos que dividen desiertos despoblados y áridos. Países gobernados por élites familiares representantes de una comunidad a la que apoyan por encima de las otras, que buscan perpetuarse en el poder y cuyo único ideario político es demostrar interna y externamente que son fuertes, sobre todo no mostrar ningún atisbo de debilidad ante los vecinos ni ante la posible disidencia de otras comunidades antes de ser disidencia. Así es oriente medio: sólo existe la comunidad, es aquí dónde se fundamenta la identidad, no en un pasaporte. Es curioso que siendo una de las partes del mundo donde las fronteras han cobrado relevancia y una presencia importante, sea quizá el lugar dónde más artificiales son.

Israel, que llegó 30 años tarde al mosaico de estados que apareció en oriente medio con la caída del Imperio Otomano, se ha adaptado pasmosamente bien a este juego de honores y demostraciones de fortaleza preventiva porqué nunca fue ajeno a ello, la comunidad judía no es más que otro protagonista ancestral de este juego tribal de equilibrios de poder que se desarrolla aquí. No son un elemento nuevo y extraño como dicen algunos árabes ni son un bastión de democracia occidental en un mundo de satrapias orientales como dicen los Israelíes. Son lo que son y tienen el poder de su parte, y hacen lo mismo que harían los otros de tener el poder de su lado: mostrar fortaleza, demostrar que con ellos no se juega y expulsar de sus fronteras a cualquiera que no se corresponda con su comunidad para prevenir eso que tanto temen, la disidencia. Con la vehemencia e intransigencia de quien se cree asistido por la voluntad y el derecho divino. Hay la misma huella de la ilustración en un Ayatolá de Teherán que en un Rabino Ultraortodoxo de Jerusalén.

4 comentarios:

  1. Como decía el sabio Balmaña..."totalmente de acuerdo José María".De todos modos, hay una reflexión que me hago desde hace tiempo: Que será de Oriente Medio el día en que se acabe el petróleo?.
    Un abrazo!

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  2. El problema en Oriente Medio no será la ausencia de petroleo. Será la escasez de agua y la lucha por ella. En esto los Israelíes llevan años de ventaja: Altos del Golán, El sur del Líbano hasta el rio Litani y una mejor gestión de un recurso menguante.

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  3. A pesar de todas las vaguedades y generalidades que nos empeñemos en certificar con vehemencia sobre la situación geopolítica de la zona, la única realidad pasa por el impresionante poderío que tiene el lobby judío norteamericano, a nivel ejecutivo y legislativo y en las decisiones gubernamentales. Su potestad para desequilibrar cualquier conato de conflicto es una evidencia demasiado insultante para no considerarla y deja en entredicho cualquier interpretación política. Es la demostración más palpable de la aplicación de la ley del más fuerte, de hacer ostentación de un respaldo de un poder casi ilimitado.
    El resto de consideraciones, sean raciales, históricas o religiosas, son simplemente el colorido de una situación imposible e irresoluble.
    Además, los palestinos, si pudieran, harían exactamente lo mismo.

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  4. Muy interesante reflexión que además coincide con mis creencias. Lo que comenta Baba O´Riley sobre la influencia del lobby judío norteamericano, es indudable, al menos a mi me salta a la vista aquí en los EEUU. Si en España la gente se queja de que todos los periódicos son siempre anti-israelies, en los EEUU es lo opuesto, todos los periódicos son o aparentan ser pro-israelies. Porque nadie se quiere arriesgar a levantar la voz criticando abiertamente, y que les acusen de antisemitas...

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