jueves, mayo 20, 2010

La gran ilusión

El día a día en Beirut sigue ofreciendo grandes sorpresas y contrastes. Creo que todavía no soy consciente de la cantidad de estímulos y nuevas sensaciones que recibo, supongo que necesitaré distancia para poder valorarlo. Además he tenido la gran fortuna de poder dar clases de conversación de español, con lo que la interacción con la sociedad libanesa, maronitas en su mayoría, es cada vez mayor, descubriendo que bajo su aparente capa de libertinos frívolos, perviven unos valores retrógrados y anacrónicos para nuestros esquemas occidentales. Por otro lado las conversaciones de taxi son cada día más productivas e interesantes. Un conocido que trabaja en el Líbano para el ministerio de defensa español decía que de los taxistas de Beirut se puede extraer más información que de la lectura de la prensa del país. Doy fe de ello.

Un ejemplo, los mundiales de futbol se acercan y la ciudad lleva engalanada de banderas desde hace un mes, los edificios y casi todos los coches llevan orgullosamente los estandartes de cada selección. Aquí la gente opta por apoyar, de manera entusiasta a un equipo lo cual le lleva a odiar al contrario, como es lógico en este país tan mediterráneamente cainita. No se sabe bien por qué, el caso es que por número, el país favorito debe de ser Brasil. Todo seguidor de Brasil tiene como su más acérrimo enemigo a Alemania, segundo país con mayor número de banderas. Como es lógico en el Líbano, el seguidor de Alemania también odia a Brasil. Lo curioso es la entrada en escena de un tercer país en discordia que aglutina a los no partidarios de estas dos selecciones, España, que ha visto incrementar el número de banderas de forma espectacular, pasando a ser el tercero en este carrusel pintoresco de trapos y telas coloreadas que se ha convertido la ciudad.

Me comentaba un taxista, que cuando España ganó la Eurocopa, hubo una gran celebración en los suburbios del sur de la ciudad, de mayoría Chiíta, feudo de Hezhbolà y donde se encuentran los campos de refugiados palestinos. Una celebración acompañada de ráfagas de ametralladora al aire y fuegos artificiales. El mismo taxista me comentaba lo absurdo de esta pasión por las selecciones, preguntándose cuantos de estos “hooligans” de temporada, si pidieran asilo a la embajada del país al cual dan apoyo de manera entusiasta, serian recibidos con una patada en el trasero en el mejor de los casos.

El taxista, haciendo alarde de ese humor beirutí tan fatalista y propio, me dijo que su único interés en el mundial era que Italia no lo ganase pues las últimas veces que lo había hecho, en 1982 y en el 2006, a los pocos días Israel bombardeaba el Líbano.

2 comentarios:

  1. Quanta raó tenia aquest taxista! El mateix passa aquí amb el Barça, quan guanya, tothom ho celebra com si fos ell mateix qui hagués guanyat... Els mateixos jugadors diuen: "Tots, nosaltres i vosaltres hem guanyat!", i la gent s'ho creu... el pitjor és la ressaca del dia següent, que quan s'aixeca sense despertador recorda que no té feina i la hipoteca per pagar...

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  2. Wuao! me encanta como escribes y lo que escribes!! Quisiera saber cómo llegaste en primer lugar al Libano. Simplemente aparece que llegaste aLibano, pero como llegaste a vivir allá? Tenias trabajo? Tenias contactos? etc... Porque soy libanesa pero he ido solo de visita dos veces y quisiera radicarme allá... quisiera esos detalles, si los tienes. Te lo agradeceria. Cualquier cosa mi e-mail es cosasdelavidaydelamor@hotmail.com

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