jueves, mayo 13, 2010

La noche armenia

Bajando desde la Charles Malek avenue hacía Gemmayze se encuentran los cines Sofil, se trata de una sala muy apreciada por la modernidad Beirutí, los escasos jóvenes que copian la estética y la pose de los Bobo's que pueblan el paisaje urbano de las grandes ciudades occidentales y que se reúnen aquí para ver el selecto programa que suelen emitir en este peculiar cine de sugerente atmósfera neoyorkina: hace unas semanas tuvieron un ciclo de Fellini, anteriormente una selección de cine femenino, es decir, de mujeres directoras; esto además se complementa con una oferta de cine alternativo muy bien escogido.

Ayer, al acabar mi clase de español en la escuela ortodoxa de Ashrafiye, pasé por delante de este valiente centro cultural, hace días que quiero ir pero me da pereza ver una película sólo en inglés con subtítulos en árabe, qué le vamos a hacer, soy así cómodo. Aun así siempre me fijo en su programación esperando que el reclamo de una atractiva película venza mi naturaleza indolente. Esta semana programan un ciclo de cine armenio- cine contra el olvido- se titula.

Los armenios son una comunidad muy importante en el Líbano, otra más entre las muchas que hay. Existen por la ciudad muchas iglesias armenias de distinta confesión cristiana, y tienen una universidad, nada extraño en este país, pues todas las comunidades tienen su propio sistema de educación, no existiendo uno público y común, lo cual explica muchas cosas del Líbano. La gran mayoría de armenios viven al norte de Beirut agrupados en el barrio de Bourj Hammoud, de aspecto pobre pero muy comercial.

Cuando visitas Bourj Hammoud te das cuenta que todos los rótulos, las señales y anuncios están en lengua y alfabeto armenios, no existe el árabe en este denso barrio de Beirut. Por una alumna armenia he sabido que esta comunidad no se siente libanesa, esto es normal aquí, pero tampoco se siente parte del crisol cultural que es Oriente Medio. Se consideran exiliados de la persecución turca de la primera guerra mundial, del genocidio que sufrieron y que ellos llaman el Holocausto. En casa hablan el armenio, se ayudan entre ellos y su rica y sabrosa gastronomía es muy apreciada en toda la región. Son conocidas sus dotes como negociantes, haciendo de este barrio al norte de la ciudad un referente comercial de obligada visita.

Se asentaron en Bourj Hammoud a finales de la primera guerra mundial, expulsados por Ataturk y su ilusión de crear un país étnicamente uniforme, del cual sobraban armenios, griegos y kurdos. Escogieron este barrio por qué allí se encontraba la estación de trenes en la cual se apeaban huyendo en masa de Turquía, y también escogieron este lugar para vivir como parte de su actitud, pues ellos habían venido al Líbano no para quedarse sino por un tiempo, de ahí su predilección por las estaciones de trenes, cualquier día marcharían rumbo a su hogar. Hoy en día no existe tal estación y no hay rastro de los trenes ni tampoco de la famosa línea que comunicaba Jerusalén con Estambul a través de la cual ellos llegaron. Pero tras casi 90 años y la desaparición del tren que un día les trajo, siguen considerando que se encuentran de paso hacía algún lugar del Cáucaso, quizá Armenia, país al cual contribuyen a ayudar económicamente en la medida que pueden.

La triste historia de este pueblo es sorprendentemente parecida a la de otra conocida comunidad de Oriente Medio, con sus mismos fantasmas y sus mismas catarsis colectivas pero con una obvia peor fortuna.

Mientras comienzan a llegar los espectadores, repaso la programación de los Sofil y veo qué ninguna de las películas del ciclo armenio ha sido producida en Hollywood. Quizá hay historias que por su paralelismo con otras, no deben de ser contadas, pues quizá restarían el protagonismo, relevancia y singularidad dramática de aquellas historias que ostentan el patrimonio del horror del siglo XX. Deben seguir en la noche del olvido para que las otras existan.

1 comentario:

  1. Interesante artículo e interesante reflexión, aunque no coincido con el final. No creo que haya ninguna conspiración sionista para mantener el genocidio armenio en las sombras. Más bien es la importante posición y situación de Turquía lo que hace que todo el mundo mire para otro lado.

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