jueves, marzo 18, 2010

¿la Francofonía es un arma cargada de futuro?

Poco a poco los días van pasando y empiezo a ser consciente de que mi capacidad de sorpresa va mermando también poco a poco. Además esta mañana, mientras me afeitaba, caí en la cuenta que utilizaba una espuma de indescifrable nombre árabe, con cuchillas de igual indescriptible grafía para mí. Entonces pensé que la mayoría de cosas y productos que traje de España ya se habían acabado o estaban a punto de hacerlo, y todos habían sido sustituidos por otros productos de aquí. Y pensé que al igual que estos productos que se habían acabado y habían sido sustituidos por otros locales, yo también me estaba despojando de mis prejuicios y de mis ideas preconcebidas y me iba acostumbrando a la nueva realidad que ya no era tan nueva, y había generado nuevas rutinas que habían sustituido a las de Barcelona.

Empiezo a ver actitudes, hechos o costumbres como normales, cuando hace tres semanas me habrían sorprendido. Esto es bueno y es malo, pues inexorablemente voy perdiendo finura en el análisis de la realidad que me rodea, tan rápido como me voy mimetizando en ella.

Aunque todavía hay cosas que siguen llamándome la atención: la pasada noche, con motivo del 40 aniversario de la Francofonía, se celebró en Beirut la Franco folie, un acto que consistía en poder beber vino y comer quesos a discreción en cualquiera de los bares asociados al evento por el módico precio de 15 dólares. El acto estaba patrocinado por la Mission Culturelle Française, una delegación cultural muy activa en el Líbano, o mejor dicho, en Beirut. Está claro que cualquier excusa es buena para que la noctámbula Beirut pueda seguir con su perenne juerga.

Cuando me refiero a cualquier excusa, me refiero a que personalmente no percibo en Beirut que la tal francofonía, eso que los franceses tratan de promocionar de forma tan orgullosa y pomposa, aquí tenga mucho sentido. Pocos hablan en francés, sólo se reduce a algunos rótulos anteriores a la guerra y a los barrios cristianos, que ya sólo representan un escaso tercio de la población, aproximadamente y a falta de censos oficiales que digan otra cosa. A mi me da la sensación que deben ser menos. Eso sí, el francés se mantiene como la segunda lengua oficial del país, pero a mi juicio se debe más a razones políticas que a sociológicas, más relacionadas con el confuso y arcaico sistema de representación que la constitución libanesa establece que a una realidad idiomática existente.

El acto se reducía a los bares de la rue Gemmayzé, en Achrafiyé. Salimos, bebimos y comimos, no como franceses si no como libaneses, es decir, sin límite, apurando las copas de vino de la Bekaa, no de la Borgoña, y comiendo queso de dudoso origen francés. Sobra decir que la calle estaba abarrotada de gente mamada, pasándoselo bien, eso sí, en dialectal árabe libanés o en internacional inglés. Nada extraño en esta ciudad y que poco tiene que ver con la exaltación de lo francés.

Al volver en taxi a Hamra, el barrio donde vivimos de mayoría suní, las calles estaban vacías. Estaba claro que los ecos de la fiesta de la mistificación francesa no habían llegado al centro comercial y neurálgico de la ciudad, a su barrio más popular. No creo que sólo fuese porque a los musulmanes no les está permitido beber vino.

7 comentarios:

  1. Mistificación del francés. ¡La frase pone!

    Te he linkado. ¡Un abrazo!
    Gina.

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  2. Muchas gracias Gina! haré lo propio. Un abrazo!

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  3. Així doncs, si no es parla francès, a més de l'àrab, suposo que deuen usar l'anglès...
    I això que dius que els libanesos els agrada beure tant, tu que has estat a Irlanda, quina comparació hi faries? Beuen també compulsivament?
    O només ho fan en dies "especials"? Veig que això de beure no es limita als països freds...

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  4. No és el mateix ni de bon troç, aquí la gent beu com ho fem nosaltres, forma part del lubricant social que tothom necessita per sortir de festa, però amb "normalitat". Com bons mediterranis els hi agrada sortir, el problema és que ho fan molt. Lo dels Irlandesos és problemàtic.

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  5. ¿Que tal nena?
    Fantástico poder degustar un Petrus o un Romanée- Conti por 15 dolares. Eso es mimetizarse con la cultura y las tradiciones de un lugar, si señor.
    Por cierto, para evitar los riesgos del pérfido filo libanés, te envio un pack de "gillette fusión power", que como ves la nomenclatura es absolutamente hispana.
    Au revoir صديقي.

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  6. chateau ksaara, mis en boteille a propieté dans la Val du Beeka, Lebannon, es lo máximo que aspiramos a catar, eso sí, sin restricciones.

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  7. Para alguien como usted, mi querido Barceló, será un drama descubrir lo francés como algo decadente, puedo imaginar ;-)

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